Goya recibió con las manos abiertas a un puñado de joyas y las tuvo fuertemente durante unos días. Luego le costó dejarlas ir porque sintió que habían traído alegría, que habían traído muchas virtudes y ansias. Porque así también es el artista, ansioso. Pero por su pasión se arriesga, y esto es bueno, como diría Gardel: ¨el que no llora no mama, y el que no mama es un gil¨.
Con varios escritores nos hicimos amigos y nos seguimos escribiendo aún, y supongo que muchos deben estar haciendo lo mismo, y me encanta, porque para eso son estos encuentros. No solamente para compartir arte, sino también para hacer amigos, para compartir afectos, para crecer en lo espiritual.
Muchos seguramente ya no se van a olvidar del paseo por el Riacho Goya y el naufragio en las Islas Las Damas. Otros seguramente no van a olvidar la noche de la cena, baile, murga, baile (lo digo dos veces porque por el número artístico de Marina Bellucci vale la pena ¿o no?), el tango, y cuantas cosas más…
Como nosotros nos quedamos encantados de recibirlos, muchos nos dicen que quedaron encantados de Goya. Y nuestra ciudad es así, por eso decimos que tiene payé. Y el que aún no tuvo oportunidad de conocer, seguramente el próximo año tendrá la oportunidad de participar del II Encuentro de Poetas y Narradores ¨Hermanados por la Palabra¨.